EDVARD MÜNCH. La muerte en la habitación de la enferma (1894-1895)
EMIL NOLDE. Máscara. Naturaleza Muerta III (1911)
El expresionismo -al contrario
del fauvismo y del cubismo, que son tendencias artísticas contemporáneas suyas-
no está formado por un grupo coherente de artistas ni tan sólo es un movimiento
artístico con una dirección claramente determinada. Si atendemos a la significación estricta de
la palabra con que designamos esta tendencia, advertiremos que “expresión”
aparece como un concepto opuesto a “impresión”. La impresión hace referencia a
la huella que la realidad externa produce en la conciencia; en términos artísticos
diríamos que la naturaleza se refleja en el artista. La expresión, por el
contrario, es un movimiento desde el sujeto hacia el mundo exterior, es el
artista el que se proyecta imprimiendo su huella en el objeto. Esto explica que
el expresionismo apareciese como una reacción contra el impresionismo y su
aspecto superficial, sensitivo. El expresionismo quiso -al contrario- subrayar
su carácter moral, agresivo. Los expresionistas crearon un arte muy distinto al
de los simbolistas y otros representantes del romanticismo tardío. Así como los
“soñadores” románticos intentaban arrastrar a su público hacia utopías
irrealizables, los “visionarios” del expresionismo intentaron despertarlo,
sacudirlo, asustarlo, pero jamás adormecerlo con utopías imposibles.
HISTORIA DEL ARTE SALVAT. Tomo
XXVII. Vanguardias Artísticas II. “Expresionismo”.
ERNST LUDWIG KIRCHNER. La artista (1910)
JAMES ENSOR. La muerte y las máscaras (1897)